Por las piernas de Laura, de Azul
(secreto compartido)
(secreto compartido)
Nos conocimos una noche de febrero
comprando choripanes y cerveza entre
el humo de un medio tanque y el "rataplan
chin chin" de una murga porteña allá,
en el carnaval de Gualeguaychu...
Bastó una furtiva y relampagueante mirada
mientras le ofrecía el chimichurri en el
improvisado mostrador... e ipso facto nos
juntamos en cuerpo y alma... El desfile
terminó y amanecimos como dos pajaritos
tomados de la mano, contandonos sentados
en el muro de la plaza, mientras el pueblo
despertando murmuraba...
Toda ella era un sueño, un femenino y
sensual sueño, pero sus piernas..., sus
piernas tenían un encanto especial que
hacían volar mi imaginación...
Desde aquel instante fecundo de pasión y
ternura durante cinco años sin faltas,
yo cruzaba en mi Fiat Siena cada viernes
la tarde-noche de Buenos Aires, recorriendo
300 kms desde Villa Crespo hasta su ciudad
natal... Azul
Al llegar a la pensión encontraba todo
lo que en ese momento esperaba de la vida:
paz, cálida compañía, abrazo, besos, amor
y fantasía... Ella también cada viernes me
esperaba, inquieta, con su mirada dulce,
complise y oferente sentada en la escalera,
sin preguntas y sus piernas... siempre sus
bellas piernas que asomaban invitandome a
soñar un fin de semana de piel, licor,
sonrisas y tabaco... con alma y vida darnos
por enteros!!
Pero es que en las piernas de Laura yo podía
edificar y sostener desde principio a fin
toda la humanidad e ilusión de mis sueños,
revelar osadas y pícaras fantasías, luego
entre ellas conocer sin pudor sus más íntimos
secretos, acompañando su agitada respiración,
y sintiendome inmortal me perdía sin retorno
en su tierna y ardiente eternidad...
Los domingos a la noche retorno a Buenos Aires
y volver a esperar...
Tal vez vos ya me olvidaste, yo lejos por
otros senderos esta noche en la alquimia
de una copa de licor sobre un mostrador te
he pensado, y en ese sentimental devaneo todo
lo que espero de la vida es saber que será de ti,
entonces abrir una puerta en el aire del tiempo
que no fué escrito, encontrarte y sentarme muy
juntito a vos en aquella escalera de la pensión
que cobijó nuestro idilio, para confesarte que
tengo abierta una herida, que todo el tiempo y
los caminos de la vida no han logrado cerrarme.
Es que de tanto andar por tus piernas Laura tus
secretos se me quedaron anidados en el alma...
jcp
Caracas
comprando choripanes y cerveza entre
el humo de un medio tanque y el "rataplan
chin chin" de una murga porteña allá,
en el carnaval de Gualeguaychu...
Bastó una furtiva y relampagueante mirada
mientras le ofrecía el chimichurri en el
improvisado mostrador... e ipso facto nos
juntamos en cuerpo y alma... El desfile
terminó y amanecimos como dos pajaritos
tomados de la mano, contandonos sentados
en el muro de la plaza, mientras el pueblo
despertando murmuraba...
Toda ella era un sueño, un femenino y
sensual sueño, pero sus piernas..., sus
piernas tenían un encanto especial que
hacían volar mi imaginación...
Desde aquel instante fecundo de pasión y
ternura durante cinco años sin faltas,
yo cruzaba en mi Fiat Siena cada viernes
la tarde-noche de Buenos Aires, recorriendo
300 kms desde Villa Crespo hasta su ciudad
natal... Azul
Al llegar a la pensión encontraba todo
lo que en ese momento esperaba de la vida:
paz, cálida compañía, abrazo, besos, amor
y fantasía... Ella también cada viernes me
esperaba, inquieta, con su mirada dulce,
complise y oferente sentada en la escalera,
sin preguntas y sus piernas... siempre sus
bellas piernas que asomaban invitandome a
soñar un fin de semana de piel, licor,
sonrisas y tabaco... con alma y vida darnos
por enteros!!
Pero es que en las piernas de Laura yo podía
edificar y sostener desde principio a fin
toda la humanidad e ilusión de mis sueños,
revelar osadas y pícaras fantasías, luego
entre ellas conocer sin pudor sus más íntimos
secretos, acompañando su agitada respiración,
y sintiendome inmortal me perdía sin retorno
en su tierna y ardiente eternidad...
Los domingos a la noche retorno a Buenos Aires
y volver a esperar...
Tal vez vos ya me olvidaste, yo lejos por
otros senderos esta noche en la alquimia
de una copa de licor sobre un mostrador te
he pensado, y en ese sentimental devaneo todo
lo que espero de la vida es saber que será de ti,
entonces abrir una puerta en el aire del tiempo
que no fué escrito, encontrarte y sentarme muy
juntito a vos en aquella escalera de la pensión
que cobijó nuestro idilio, para confesarte que
tengo abierta una herida, que todo el tiempo y
los caminos de la vida no han logrado cerrarme.
Es que de tanto andar por tus piernas Laura tus
secretos se me quedaron anidados en el alma...
jcp
Caracas